La aproximación al edificio se realiza por la calle Adolfo Suárez. En su fachada principal encontramos un acceso totalmente diáfano, en el que el vidrio juega un papel principal permitiendo atravesar la vista del bosque.
Cuenta con un aparcamiento subterráneo que aprovecha los desniveles del terreno, con acceso desde la fachada posterior.
Siendo uno de los edificios más altos, dota a las últimas plantas de una inmersión total en el paisaje de la zona, del que se puede disfrutar desde la espectacular terraza comunitaria.
La sostenibilidad no solo se centra en el aprovechamiento de los recursos energéticos y luminosos. La madera y la piedra que cubren las fachadas e interiores del edifico proceden de la región.